Cerca
del charco conformó mi reflejo una realidad. Agua que al agua va, sobre tierra
fondo surge, barro, tierra que bajo tierra húmeda, agua acoge. Lágrimas, que
son agua, fondo en el alma acogen, y en barro se convierten. Barro, que somos,
agua y lágrimas echadas por tierra.
Reflejos
de barro en lagunas de agua, lágrimas, y fondos en almas que se miran en los
charcos. Barro, aquí. Sobran charcos. Agua, arriba, llueven lágrimas que al
barro van.
Nadie
lo entendió, pero yo lo vi claro, en el agua de ese charco.
Hay, en
ocasiones, retazos de un trozo, o trozos de un recuerdo, embargado de emociones
y clavos, que clavan, eso es obvio, en el alma sentimientos. Así surge la unión
de corazones, gemelos, que a kilómetros se sienten y encendidos llorar y
suspiran, porque laten al compás de quien no sufre, pero teme. Y así apena, sin
ritmo, mi latido, al son de canciones que desconozco. Lo llamamos Alice, sin
mundo de maravillas, más de terrores y sangre, corazones, picas y demás
parafernalia, que hacen de un mundo la sabia, del árbol nacimiento, y más como
nosotros. Habían muchas más, pero éramos la cuarta carta de una baraja sin
naipes. Así nació Alice n4.
que bonito ^^
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